sábado, 17 de octubre de 2009

Cuento: La nube avariciosa


Érase una vez una nube que vivía sobre un país muy bello. Un día, vio pasar otra nube mucho más grande y sintió tanta envidia, que decidió que para ser más grande nunca más daría su agua a nadie, y nunca más llovería.
Efectivamente, la nube fue creciendo, al tiempo que su país se secaba. Primero se secaron los ríos, luego se fueron las personas, después los animales, y finalmente las plantas, hasta que aquel país se convirtió en un desierto. A la nube no le importó mucho, pero no se dio cuenta de que al estar sobre un desierto, ya no había ningún sitio de donde sacar agua para seguir creciendo, y lentamente, la nube empezó a perder tamaño, sin poder hacer nada para evitarlo.

La nube comprendió entonces su error, y que su avaricia y egoísmo serían la causa de su desaparición, pero justo antes de evaporarse, cuando sólo quedaba de ella un suspiro de algodón, apareció una suave brisa. La nube era tan pequeña y pesaba tan poco, que el viento la llevó consigo mucho tiempo hasta llegar a un país lejano, precioso, donde volvió a recuperar su tamaño.

Y aprendida la lección, siguió siendo una nube pequeña y modesta, pero dejaba lluvias tan generosas y cuidadas, que aquel país se convirtió en el más verde, más bonito y con más arcoiris del mundo.

2 comentarios:

  1. Es un cuento muy bonito y las nubecillas lo son más aun... ¿Las has hecho tu o son una imagen de internet? Es que sé que hay gente que las realiza y me encantaría aprender. Un besazo desde Murcia, España

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  2. Gracias por dejarme tu comentario. Son una imagen de internet pero no parecen muy dificiles de hacer. Con tela de fieltro y lana puedes lograrlo, aunque no creo que se pueda hacer con los estudiantes ya que hay que coser. Espero que lo logres!

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